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Esta flaquita estaba también en el hospital y se la notaba que quería pichula. Me acerqué y conversamos un poco. Después de unas horas, aparecimos calatos en un cuarto de a quince y ella tenía la pinga en la boca. No quería más que chuparme las pelotas y hacerme un rico oral. En un rato me la cacho bien rico como macho chancador.