0 views
La masajista charapa se emocionó con mi pichula y no solo se la metió a la garganta pensando que era cecina, sino que se sentó bien rico para devorársela con el culazo buenote que se mandaba. Pucha, qué delicioso se meneaba este hembrón, me encanta cómo me chanca las bolas y se entierra todo el fierro en su ojetito caliente.